Muchas veces me suelen consultar por la diferencia de hacer una psicoterapia o un tratamiento psicofarmacológico. Me resulta evidente que no viene mal aclarar algunas diferencias, resaltando las virtudes y especificaciones de cada una de ellas.
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La Psicoterapia suele ser llevada a cabo por un psicólogo o piscóloga, puede ser individual o grupal, y se va a centrar en la palabra, en el decir, en lo que el paciente cuenta de su vida, de sus problemas y sus preocupaciones. En las sesiones, hay un intercambio de ideas, de relatos y reflexiones. Según la formación del profesional, a la escuela de psicología en la que haya profundizado, influirá en el estilo de lo que se trabaje. Puede tratarse de la escuela psicoanalítica, muy extendida, con sus distintas corrientes teóricas, o las psicoterapias breves, conductistas, pero en definitiva se trabaja en el plano de la palabra: lo que se dice en el espacio de psicoterapia para expresar la problemática de cada uno, ya sea hablando de sucesos y situaciones, sueños o fantasías. Cualquiera puede hacer psicoterapia.
Es evidente que para poder reflexionar, pensar, iniciar un trabajo de autoconocimiento, conectándose con las profundidades de la personalidad, hay que estar motivado por resolver o calmar algún problema o angustia, pero con un estado general conservado, es decir relativamente equilibrado, y con cierta tolerancia a la espera y fortaleza para realizar el trabajo de introspección que implica la psicoterapia.
Cuando la angustia es muy grande, si hay ideas obsesivas o persecutorias que insisten de manera ingobernable y descontrolada, el trabajo de psicoterapia no podrá realizarse. Cuando se pierde el apetito, esta trastocado el descanso y la inquietud impide cualquier tipo de actividad racional, es el momento de la interconsulta y el inicio de un tratamiento psiquiátrico. En este tratamiento, que es con medicamentos recetados, se encontrará la tranquilidad necesaria para poder pensar más libremente, para descansar, y replantearse los cambios necesarios. Hay que ser constante con la toma de los psicofármacos, y esperar unos días a que comiencen a hacer efecto ya que no es inmediato, pero pronto comienzan a aparecer las mejoras en el estado de ánimo. Es verdad que este tipo de tratamiento psicofarmacológico tiene un tiempo de duración, son en general (salvo en casos severos donde es crónico) de una duración de meses. Es el momento de calma , el que se aprovecha para hacer la terapia psicológica, porque hay tranquilidad como para poder pensar con más claridad y detectar aquello que nos daña y queremos cambiar en nuestras vidas.
Como ejemplo, les cuento el caso de Juan, un paciente que inicia hace pocos días psicoterapia, pero su estado de exaltación, enojo, reacciones violentas es tan frecuente que no puede voluntariamente contenerse. El me dice que sabe que actúa mal, pero que en general está tan angustiado y triste que no puede controlar sus reacciones. No duerme bien, no quiere trabajar y está desatendiendo sus obligaciones laborales. Le grita a sus hijos, rompe objetos de su casa, se siente muy alterado constantemente. Comenzamos a hablar sobre los sucesos de su vida que él cree que son consecuencia de su terrible estado actual. Son muchos, en general bastante graves, ahora, como dice él, no puede más y piensa que llegó a su límite de tolerancia. Nunca antes había hecho tratamiento psicológico, siempre miró para adelante y tapó todo sin pensar. No siente que haya tenido tiempo ni el cariño de su entorno para elaborar todo lo que le pasó (muerte trágica de un hermano, padres violentos y alcohólicos, falta de apoyo en su escolaridad, falta de recursos económicos para lo más vital). Por todas estas condiciones, lo oriento a Juan a realizar interconsulta con una psiquiatra, que en la entrevista inicial lo medica, para que el paciente recupere un mínimo de tranquilidad perdida hace muchos años.
Juan, más calmo, sigue en análisis psicológico conmigo, ya que desea profundamente encontrarse a sí mismo, sentirse seguro de lo que hace y de quién es. Ha comenzado el mejor de los caminos: el de la verdad.©