Su historia de superación es ejemplo y actualmente la cuenta sobre el escenario. Stupenengo sueña con viajar en su motorhome por todo el país, dirigir su propia película y formar una familia.
Nicolás Stupenengo sufrió un accidente mientras se encontraba de vacaciones en Chubut hace 13 años, logró reponerse a lo que parecía no tener vuelta atrás y sobre todo sigue con su vida y va por más.
“El primer no está en tu cabeza”, es la frase que lo acompaña y que dice con orgullo el asistente de dirección de cine, actor y coaching. Nicolás sufrió una lesión medular que lo dejó cuadripléjico y actualmente cuenta su historia a través de un unipersonal sobre el escenario, pero también la cuenta en exclusiva para Revista Metro.
– Tuviste un accidente cuando tenías 34 años que te dejo sin poder caminar ¿Cómo fue el accidente?
– Todo sucedió el 31 de diciembre de 2006 a la tarde en la Playa de Puerto Pirámides, Chubut. Habíamos ido porque yo estaba trabajando como asistente de dirección y con un amigo mío terminamos y decidimos irnos esos días que nos quedaban con el auto que nos habían dado. Así fue que decidimos irnos a Puerto Pirámides a un camping donde la gente pasa año nuevo ahí y está buenísimo y es una movida interesantísima. Cuando estábamos ya ahí, el 31 nos fuimos a tirar al agua entre unas piedras, un lugar donde todo el mundo se metía, estábamos lo más bien y en la segunda tirada yo sentí algo raro y no sabía que me pasaba, braceaba para mantenerme a flote, yo siempre dije que no toque fondo porque tuve esa sensación. Fue un segundo donde no recuerdo nada y no sé qué paso. Ahí cuando pedí ayuda para que me saquen me atendieron los de primeros auxilios, de todas formas yo no estaba desesperado, era raro.
Me atendieron y después me llevaron a una Clínica en Puerto Madryn, ahí me dijeron que tenía una vértebra rota y que estaban apretando la medula, así que me dijeron que me tenía que tratar un especialista.
– ¿Cómo fue la recuperación y el tratamiento luego de tener el accidente? ¿Cuáles fueron los sentimientos que más te acompañaron esos días?
– En ese momento creía que era un sueño, no entendía nada. A mí en Madryn me dicen que habían llamado a un médico que estaba ahí y que me iba a ir a ver y ahí me derivan a Trelew donde el doctor tenía todo su equipo de trabajo.
Yo lo primero que digo cuando una persona quiere algo o lograr algo es que “el primer NO está en tu cabeza. Está en uno”, por eso también estudie para coaching y eso me sirvió un montón.
Imagínate lo que yo sentía pero también lo que sentían mis amigos, o sea quienes estaban ahí conmigo. Yo hoy hablo con amigos y ellos ni se quieren acordar de ese día.
A veces sueño que escribo una película sobre lo que le paso a quienes estaban alrededor mío, a mis amigos y a mi familia. Mi historia la encontrás en cualquier lado buscando… pero la de ellos no.
Yo al día siguiente que me había pasado esto vi a mi hermana Candelaria y le dije “esto es lo peor que me pudo haber pasado en la vida, pero tengo que seguir adelante y ponerle onda a la recuperación y decirle que si en todo a los médicos”.
– Mucha gente te habla por redes sociales, ¿cómo se siente charlar con personas que tienen historias similares a la tuya?
– A mí eso en principio me generaba negación, yo pensaba en un principio que iba a volver a caminar. Entonces era como que negaba un poco lo que me pasaba o tenía esperanza de poder hacerlo. Es raro porque cada uno hace un proceso, yo al año de haber tenido la lesión fui a ver el primer entrenamiento de rugby sobre silla de ruedas y cuando llegue todos me hablaban, me contaban y fue un flash poder encontrarme con gente que estaba tan bien y tenían las mismas discapacidades que yo.
Yo con mis compañeros de equipo de rugby siempre charlo y hablamos de que todos tuvimos distintos tiempos, todos tuvimos distintas formas, distintos recursos, pero hoy coincidimos en que tuvimos que pasar el proceso y que hay que seguir adelante como sea.
A veces me habla gente por las redes contándome sus historias, por ejemplo ahora hable con un chico que me conto que le paso a su cuñado y charlar con la gente está muy bueno.
De alguna manera siento que es respetar los tiempos del otro y decir “si necesitas de mi estoy acá”. Yo soy muy cuidadoso de que la realidad de cada uno es la realidad de cada uno y me corro de ese lugar de ser ejemplo de algo, creo que cada uno va haciendo lo que puede con su historia.
– ¿A qué te dedicabas previo al momento del accidente y qué hiciste durante todos estos años? ¿Cómo fue dejar el trabajo?
– Yo en realidad me vine a Buenos Aires para estudiar medicina y después deje, soy re barrilete. Al mismo tiempo que estudiaba medicina, estudie teatro y me había enganchado con una productora y hacía cosas de freelance o así para publicidades y demás, así fui llegando al mundo de la dirección en realidad.
Yo lo primero que digo cuando una persona quiere algo o lograr algo es que “el primer no está en tu cabeza”, por eso también estudie para coaching y eso me sirvió un montón. El primer no yo creo que está en uno.
Era asistente de dirección, había empezado a dirigir proyectos míos, estaba en mi mejor momento laboral y no quería dejar de hacerlo. Y nada, no pude, intente hacer cosas pero no pude volver del todo a mi trabajo de antes, fue algo que me costó.
Para mí fue una de las cosas más duras el tema de dejar mi trabajo, fue el duelo más fuerte que tuve que hacer y lo tuve que soltar pero siempre me quedaron las ganas de volver a hacerlo.
– ¿En qué estás trabajando y cuáles son tus proyectos a futuro?
– Hoy estoy con la obra de teatro “Nicolás Anda”, viendo si podemos llevarla al interior del país y también estoy queriendo presentar un largometraje en el INCA para poder filmar una película que ya realice el guión.
La obra la presentamos en el Teatro Moscú y también tuvimos una función en streaming en San Juan y seguimos viendo a donde llevarla. Todo lo de la obra empezó cuando me contacto el director Nicolás Martínez Canto, él quería hacer una obra así porque veía que había un vacío en el teatro para lo que es la discapacidad, como que había pocas obras protagonizadas por personas con discapacidad y también que pocos discapacitados iban a ver teatro, de ahí que quisiera contar mi historia.
– Tu perra Sofía es una de las grandes protagonistas de tu recuperación, ¿Desde cuándo te acompaña?
– Cuando yo trabajaba en la Comisión de Discapacidad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires participe de un stand de la Feria del Libro y ahí conocí a la Fundación Bocalán de perros de asistencia que fueron quienes luego me dieron a Sofi.
La perra cuando vino conmigo tenía poco más de un año y ya estaba entrenada, fue amor a primera vista con ella.
– ¿Cómo pasaste la cuarentena estricta? En algunos medios dijiste que “Sofía te salvo la vida”, ¿Por qué?
– Durante la pandemia quedé encerrado en el departamento desde el 12 de marzo y Sofía fue mi única compañía, hacía todo con ella.
La verdad es que sacaba a la perra a pasear y jugaba con ella para que no se aburriera porque eso me habían dicho de Bocalán y de esa manera pasamos la cuarentena así que en ese sentido digo que me salvo la vida, porque sino hubiera estado totalmente solo.
Durante la pandemia quedé encerrado en el departamento desde el 12 de marzo y Sofía fue mi única compañía.
– Estás acondicionando un motorhome para personas con discapacidad, ¿Cómo se te ocurrió esa idea? ¿Qué te gustaría hacer con él?
– Estoy viendo de hacer el motorhome para recorrer el país en él y por eso lo estoy haciendo. Yo busque personas que están haciendo viajes así y con discapacidad y me parece que está buenísimo.
Ahora estoy arrancando con la parte de caños y demás. La primera etapa fue la compra del colectivo y al principio estuvo en un lugar para adaptarlo para que lo maneje cualquier persona con discapacidad e hicimos las pruebas para ver si lo podía manejar y demás.
– Ya finalizando me gustaría que nos dejes un mensaje para todos aquellos que pasan por accidentes como vos y que tienen que enfrentarse a una vida diferente, a dejar ciertas cosas y a cambiar por completo su rutina.
– Me cuesta porque no quiero decirle nada a nadie sobre sus vidas, que es un poco que cada uno tiene su tiempo y su proceso. Somos seres emocionales, tenemos que permitirnos reír, llorar, discutir, gritar, mandar todo a donde tiene que ser porque estamos en silla y está bien. Y que también traten de sostener lo que son, sostener su esencia y sobre todo pedir ayuda a amigos o familia en caso de necesitarlo. Va a haber momentos muy duros pero después todo se empieza a acomodar, lo importante es nunca dejar de ser quienes son. ©
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