La vuelta del Molino

Muchos años de esplendor vuelven a resurgir en el centro de Buenos Aires.La reapertura de la Confitería del Edificio del Molino no solo es un deleite a la vista, sino también una partecita de historia argentina que se podrá visitar.

La Confitería del Molino fue inaugurada en 1917 y declarada Monumento Histórico 80 años después. Luego de 4 años de su restauración, reabrió sus puertas el 8 de julio en una obra conjunta entre la Ciudad, el Congreso y el Gobierno Nacional.
El Gobierno porteño, a través del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, se ocupó de la puesta en valor de la fachada, cubierta y cúpula. La primera se limpió mediante nebulización, un proceso que logra un lavado profundo sin dañar la estructura, además de la colocación de material similar al original para construir los dibujos de los balcones y la reposición del faltante. A su vez, se mejoró la iluminación exterior.
Para la cubierta, por su parte, más allá del trabajo de limpieza, se nivelaron los pisos, así como se cambiaron baldosas, revoques y carpintería.

La Confitería fue inaugurada 9 de julio de 1916 (con algunas partes aún no acabadas) y cerró sus puertas en 1997. Fue declarada Monumento Histórico 80 años después.

La restauración de la cúpula implicó la reposición de piezas de cerámicas, ornamentaciones, carpintería y revoques. También, fueron colocados los leones alados, que no estaban cuando se inició la obra y se trabajó con fotos históricas y tecnología de modelado 3D para la recuperación.
La ministra de Espacio Público e Higiene Urbana, Clara Muzzio, sostuvo que “la Confitería del Molino es uno de los grandes edificios históricos que tiene la ciudad. Estamos trabajando para conservar su imagen y espíritu original con el fin de destacar su valor patrimonial para que los vecinos puedan volver a disfrutarlo”.


 Un emblema de Buenos Aires

El Edificio del Molino, ubicado en la esquina de las Avenidas Rivadavia y Callao, es un referente del Art Nouveau porteño. Presenta una estructura metálica, con mampostería de ladrillo como cerramiento y entrepisos de perfilería metálica con bovedilla y, como novedad tecnológica, componentes de hormigón pre moldeado.
Asimismo, posee un repertorio de materiales de acabado de procedencia europea, como pisos de piedra (mármoles), finos pisos de madera, ornatos pre moldeados de yeso estucados o con toques dorados.
El edificio se desarrolla en planta baja, 5 pisos, azotea con torre cúpula accesible y 3 subsuelos. La confitería histórica se encuentra en la planta baja y el salón de fiestas en el primer piso.
El tercer subsuelo se destinaba a depósito de combustible, el segundo poseía las cisternas, la sala de máquina y mantenimiento, mientras que en el primero funcionaba el área de elaboración de pastelería, productos de confitería y molino harinero.
Los pisos del segundo al quinto constan de dos alas, una sobre Rivadavia y otra sobre Callao, con departamentos para renta o habitación de los propietarios.


 Un poco de historia

La Confitería del Molino fue inaugurada en 1917 por Constantino Rossi y Cayetano Brenna, ambos reposteros italianos, y bautizada de esa manera porque enfrente, en la Plaza del Congreso, funcionó el primer molino harinero de Buenos Aires.
La construcción, de 5 mil metros cuadrados y una de las más altas de la Ciudad, fue hecha con todo material importado de Italia y le fue encargada al arquitecto Franceso Gianotti, quien también estuvo a cargo de la Galería Güemes, en la calle Florida.

La construcción es una de las más altas de la Ciudad, y le fue encargada al arquitecto Franceso Gianotti, quien también estuvo a cargo de la Galería Güemes, en la calle Florida.

En 1930, durante la dictadura que derrocó al presidente Hipólito Irigoyen, la Confitería fue incendiada y reconstruida un año después. La muerte de Brenna, en 1938, significó el fin de la Belle Epoque. Desde entonces, pasó por diferentes manos hasta que se produjo la quiebra en 1978.
Mediante un decreto, en 1997, cuando cerró sus puertas, fue declarada Monumento Histórico Nacional y tres años más tarde, fue considerada Patrimonio Histórico del Art Nouveau y la vanguardia de la Belle Epoque por la UNESCO.
En 2014, el Congreso Nacional sancionó la ley 27.009 y se procedió a la expropiación de la Confitería del Molino. En 2018 se inició la restauración del inmueble que reabre sus puertas este año con una gran resplandor.

Reapertura

En la primer reapertura de sus puertas al público unas 8 mil personas recorrieron las instalaciones en vísperas de su 106° aniversario. Al agotarse esa visita, desde la Comisión del Molino a través de su cuenta de Instagram @delmolinook, informaron que habrá nuevas fechas.
Quienes se habían inscripto para poder ingresar al edificio, pudieron recorrer durante 40 minutos los salones del primer piso y la confitería. En el salón disfrutaron de un show de música en vivo y luego fueron al subsuelo.
Desde las autoridades del edificio invitaron a continuar participando activamente de la recuperación histórica, acercando fotos u objetos que consideren que puedan formar parte del museo a instalarse en el Molino. Por otra parte, el seguimiento de la obra puede observarse bajo el hashtag #lavueltadelmolino. ©

TXT I Fotos: Grupo Editorial Metro


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