“Las cosas y las personas están ahí. Hay que salir a buscarlas si te interesan”.
Podríamos arrancar esta nota hablando de discapacidad, si efectivamente hoy se ve distinta que en otros tiempos, si hemos evolucionado en cómo nos referimos a ella cuando decimos “capacidades diferentes o especiales”, e incluso podríamos citar a muchos especialistas que hablan al respecto. Pero nadie podría darnos la visión que Jean Maggi tiene sobre la vida, la discapacidad y su inserción en la sociedad.
Jean Maggi nació en Córdoba hace 61 años. Pero cuándo tenía casi un año, su mamá se dio cuenta de que tenía dificultades para caminar. Jean se había contagiado de poliomielitis, un virus que se transmite de una persona a otra y puede infectar la médula espinal, causando parálisis. Este fue el caso del cordobés, que no pudo caminar. Sin embargo, su vida siguió bajo cierto esquema de normalidad, que agradece a sus padres: “siempre me trataron como uno más”.
Pero a pesar del apoyo de su familia, sí sintió en la sociedad la mirada del “pobrecito”. A los 37 años tuvo un infarto producto de la mala alimentación y forma de vida que llevaba. En ese momento tuvo una revelación: tenía que cambiar de hábitos si quería otra calidad de vida.
Desde ese momento, Jean se convirtió en deportista de alto rendimiento y sus travesías han sido (y seguirán siendo) descomunales: Ascendió al Himalaya, creó la Fundación Jean Maggi para fabricar bicicletas adaptadas y entregársela a niños con discapacidad y entrenó como astronauta para ser convertirse en la primera persona con discapacidad en viajar al espacio.
– ¿Qué sentiste cuándo llegaste a la cima del Himalaya? ¿Qué fue lo primero qué te vino a la mente?
– A veces bromeo cuando me hacen esta pregunta, respondo que sentí ganas de volverme, porque después de once días de 480 kilómetros, fue algo super sacrificado, pero valió la pena. No fue una cosa, fue un proceso de los últimos 15 kilómetros que yo ya tenía el objetivo cumplido, que pensé en todo el recorrido de mi vida, todo lo que había sucedido antes de llegar ahí. Pero la sensación era tener el mundo abajo mío para contarles que la discapacidad es mucho más que un pobrecito, como a veces se piensa.
La discapacidad no define a las personas, yo soy padre de familia, esposo, presidente de la fundación, deportista de alto rendimiento, futuro astronauta… y sin embargo, mucha gente se queda en la discapacidad.
– Tuviste que lidiar con personas que te mirarán diferente por tus capacidades especiales toda la vida, ¿cómo encontraste la fuerza para correrte de ese lugar?
– Lo primero es corregir lo de capacidades diferentes o especiales, especiales son las pizzas o los lomitos. Yo hablo de discapacidad: motriz, auditiva o visual. Por otro lado, no fue ni es tarea fácil, aun en la actualidad los que no conocen mi historia tienen siempre como definición mi discapacidad. La discapacidad no define a las personas, yo soy padre de familia, esposo, presidente de la fundación, deportista de alto rendimiento, futuro astronauta y certificado para ser un buen subordinante para el espacio y, sin embargo, mucha gente se queda en la discapacidad. Es como mirar el árbol y no ver el bosque. Sigo lidiando y lidiaré toda la vida porque si bien la discapacidad ha evolucionado aún nos falta largo camino.
– ¿Cómo tomaste la decisión de empezar a hacer deporte? ¿Y qué le dirías a alguien que sabe que tiene que incorporar esto a su vida y no lo hace?
– La realidad es que el deporte se me cruzó en la vida. Creo en el Sincrodestino y creo que todos estaba ahí para que lo viva. Un día en mi casa, después de unos años de recuperación del infarto, me sentía viejo, encerrado. Sano, pero sin vida. Y me dije, vamos a empezar de nuevo y ahí fui a reinventarme con el deporte.
A la gente le diría y le digo: el deporte es mágico. Si tenés un cuerpo, sos deportista. Ve por tú yo deportista.
– Tuviste en tu vida un montón de hitos como conocer a Maradona, al Papa e inspirar una canción de Diego Torres, ¿cómo te sentís cuándo estás cosas suceden en tu vida? ¿Cantas el tema de Diego Torres?
– ¡Buena pregunta! Hay más que esos hitos: esta Campanella, Busquet, un presidente y tres astronautas muy famosos. Y podemos sumar las cartas de la reina Máxima o Leticia. O el regalo de la guitarra de Coldplay. La verdad es que siempre fui medio cholulo. Aunque en el fondo creo que todos no dejan en algún punto de ser personas como vos y yo. Tal vez lo distinto es que siempre pensé que podía lograr la empatía por la causa y fui por eso. Las cosas y las personas están ahí. Hay que salir a buscarlas si te interesan. Y claro que canto “Hoy” es un himno para mí.
– Con respecto a la fundación, ¿Tienen dificultades para realizar las bicicletas? ¿Cómo te sentís cuándo ves a un chico usarlas por primera vez?
– Tenemos mucho apoyo. Creo que hacemos las cosas bien y las personas ven el esfuerzo y los hechos, por eso nos apoyan. Veo a cada niño/joven y puedo palpar la felicidad de ellos.
Todos tenemos una polio o un Himalaya y la vida es caerse y levantarse cualquiera que sea tu condición. Acéptate y ve por tus sueños.
– ¿Consideras que tu infancia hubiese cambiado si hubiese existido una fundación como la tuya?
– Definitivamente sí.
– ¿Qué te dirías a vos de chico si pudieras darle un mensaje desde tu presente?
– Jean todos tenemos una polio o un Himalaya y la vida es caerse y levantarse cualquiera que sea tu condición. Acéptate y ve por tus sueños.
– Ahora se viene el viaje al espacio, ¿Cómo te sentís al respecto? ¿Hay novedades respecto a ese viaje?
– Me siento con mucha gratitud, elegido y feliz de abrir las puertas del espacio para que otros vengan tras mis huellas. Para aquellos que preguntan cuándo, la respuesta es pronto. Si consideramos que nunca en la historia de la humanidad una persona con discapacidad ha ido al espacio, es imposible establecer una fecha porque la seguridad es lo más importante en los viajes espaciales. Cualquier error o fallo podría tener consecuencias catastróficas para la tripulación y la misión, por lo que es crucial realizar cada tarea con meticulosidad y atención al detalle para garantizar la seguridad de todos los implicados. Debido a la complejidad y peligrosidad del espacio, cualquier descuido o negligencia puede poner en riesgo la vida de los astronautas y la viabilidad de la misión. Por eso, mañana, después de 18 meses de trabajo incansable, VG vuelve al espacio.
– Cuando finalmente haya concluido el viaje al espacio, ¿qué va a venir después?
– Lo que la vida disponga
– Hay personas que, sin discapacidades, son quedadas en la vida. ¿Qué reflexión final harías con base en tu experiencia sobre esto?
– Vivir no sobrevivir. De eso se trata. ©
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