Una escritora que interpela a más de uno con sus personajes y que llegó a Netflix con sus historias para quedarse.
Escritora de muchas novelas exitosas, Claudia Piñeiro desembarco en Netflix el año pasado para plasmar una vez más una historia que invitó a los espectadores al debate. La serie “El Reino” fue tema de conversación dentro y fuera de las redes sociales, ya que en ella se exponían cuestiones referentes a la religión, la corrupción, la política y la institución familiar.
Pero las escrituras de Claudia son conocidas hace tiempo, dentro y fuera de Argentina. Ella es la autora de “Las viudas de los jueves”, “Catedrales”, “Tuya”, “Elena sabe” y muchos otros libros. Nacida en la localidad de Burzaco se destaca como escritora, guionista de televisión, dramaturga y contadora.
Ganadora de muchos premios y nominaciones, Piñeiro recibió hace un par de semanas la noticia de que la nominaron al prestigioso concurso International Booker Prize 2022 por su título “Elena sabe”. El libro quedó entre los trece elegidos de la lista del galardón que premia la literatura traducida al idioma inglés escrita por autores de todo el mundo.
– En medio del éxito mundial de “El Reino”, ¿Cómo vivís esta experiencia de realizadora y escritora del guión e historia de la serie de Netflix?
– Para mí como escritora, la gran diferencia entre recrear una novela y recrear una ficción para un streaming de la envergadura de Netflix, es la magnitud de la cantidad de espectadores que van a recibir la historia al mismo tiempo. Es decir, un libro se lanza y aparece en las librerías, la gente si tenés suerte lo lee y con el tiempo te vas enterando que opina uno, cuanta gente lo leyó, etcétera. En cambio, una historia que inventaste, que se plasmó en la pantalla y que Netflix la estrena en 270 países, traducido a muchas lenguas y que vos te imaginas que ese día en distintas partes del mundo mucha gente va a estar mirando tu historia, es impactante lo que abarca. En definitiva, un libro te cuenta una historia, una serie te cuenta una historia y esas historias pueden ser un rollito de papel en una botella que se tira al mar y a lo mejor llega a una isla o puede ser un estreno de Netflix que abarca todo el planeta.
– ¿Cómo surgió la idea de la serie? ¿Fue algo que nació en vos o te llamaron para hacerlo y les dieron pautas de lo que se quería plasmar?
– La idea surgió de Marcelo Piñeiro y de mí, nosotros habíamos sido convocados por un productor para un proyecto y ya habíamos trabajado juntos en la adaptación de mi libro “La viuda de los jueves”. Este productor nos proponía trabajar en el día a día juntos, pero el proyecto que él tenía no nos interesaba y cuando salimos de la reunión charlamos sobre que queríamos trabajar en otro tipo de idea juntos.
Así que nos empezamos a juntar, tiramos historias, descartamos algunas y nos quedamos con otras. Finalmente, esta fue la que más nos conmovió, nos interesó y nos atravesó a ambos. Luego se la presentamos a Netflix y la aprobaron.
El lector siempre es diferente y cuando uno escribe no sabe quién es el lector, entonces escribimos a ciegas en ese sentido.
– Si tuvieras que elegir una de tus historias (libros) para comprar y leer desde el lado de amante de la literatura, ¿cuál sería tu elección?
– No podría responder esta pregunta sin ir al paso de ver: ¿qué es la literatura? Puede haber un amante de la literatura que le gusta leer novelas de terror, otro que le interesa leer policiales y otro que prefiere otra cosa. Entonces, literatura es todo y hay distintos tipos de lectores para cada una de las literaturas.
Por eso para elegir uno tiene que conocer a la persona que está del otro lado, también lo hago con otros escritores que no soy yo. Para saber qué debería leer, tengo que saber de quién se trata, qué literatura le gusta, qué fue lo último que leyó y le gusto, recién ahí podría decirle empezá por leer esta. Nunca recomiendo lo mismo para todos los lectores, a algunos les digo que empiecen por “Tuya” y a otros por “Elena sabe”. El lector siempre es diferente y cuando uno escribe no sabe quién es el lector, entonces escribimos a ciegas en ese sentido, pero si hay alguien concreto que te pregunta por dónde empezar, primero siempre le haría una serie de preguntas para recomendarle correctamente.
– El Reino se convirtió en un suceso a los días de salir en la plataforma de Netflix, de allí surgieron muchos conflictos con la religión evangélica, ¿cómo te sentís con eso?
– Lo que hizo la serie es abrir un debate, que no tenía que ver necesariamente con la religión evangélica sino con cuestiones que estaban pendientes de debatir en nuestra sociedad. Por eso generó lo que generó.
La serie habla de ficción, puntualmente de una familia de evangélicos que son esos, no es que toda la religión evangélica sea eso. No es que nosotros hablemos de tener o no una fe religiosa, cada uno puede tener la religión que quiera o no tener religión, a mi todo eso me da lo mismo. Nosotros inventamos unos personajes que la sociedad comenzó a debatir, especialmente si eran o no verosímiles. Por un lado, aparecieron algunos sociólogos o estudiantes de ciencias sociales que decían que “no todos los evangélicos son así”, cosa que es cierto y por eso nosotros decíamos que es ficción y está todo inventado. Pero por otro lado, también recibimos un montón de cartas de gente que fue abusada, estafada o que tuvieron una situación traumática en estas iglesias y también gente que contaba que iba a esas iglesias y que le hacía bien. Se abrió todo un debate muy interesante sobre la manipulación de las personas a través de las religiones.
A mí me hubiera gustado que hubiera habido más debate sobre otras cosas que planteaba la serie como los servicios de inteligencia, la corrupción de la justicia especialmente en causas que tienen que ver con menores. Entonces, los temas de la serie eran muchos, no solo la parte religiosa.
– Sos una mujer comprometida con los derechos de las mujeres y siempre te has mostrado a favor de diferentes tópicos que reivindican el papel de todas en la sociedad ¿Hay algo de eso en tus historias? ¿Crees que día a día, en este nuevo paradigma que se va abriendo camino en el mundo, las mujeres aparecerán mucho más como protagonistas de la historia y contadas desde la visión de ellas mismas?
– Me parece que todo es un entramado. Uno cuenta al mundo mirado desde la cabeza con que mira el mundo, pero yo no trato de bajar línea sobre ninguno de los temas que toco. Incluso Catedrales, que es un libro que toca varios de los temas en los que he militado, está contada desde la ficción. Son personajes a los que les pasa eso, en algunas de mis novelas el personaje decide hacerse un aborto y en otra decide no hacérselo. Porque la existencia de la ley no quiere decir que todas las mujeres quieran hacerse un aborto, simplemente que actualmente lo pueden evaluar dentro de un sistema de salud.
Los personajes dentro de mis novelas hacen lo que corresponde que hagan en base a las características que tienen. Yo trato de no mezclar esas dos cosas, pero la cabeza es la misma y hace que obviamente a uno le interesen más algunos aspectos que otros. Me parece que va a haber de todo, personajes femeninos y masculinos. Lo que sí es muy bueno que se lea más a mujeres, que se le preste atención a la escritura de ellas, que también escribían años atrás y pasaban más desapercibidas dentro de los núcleos de las editoriales. Hoy tenemos la suerte de estar leyendo permanentemente textos sumamente valerosos, contundentes, interesantes de mujeres, también de hombres por supuesto, pero de ellos ya veníamos leyendo.
A las personas les pasan cosas con lo que escribimos. Muchas veces me llegan comentarios que me conmueven.
– Al leerte o ver tus historias parece uno empatizar o identificarse con determinados personajes y sentir lo que sienten, personalmente me pasa eso… ¿Cómo te sentís cuando el público o un lector/a se acerca y te cuenta una experiencia personal que lo toco en tu historia o te dice que lo que escribiste le ayudo en algo de su vida?
– Tengo mucha comunicación con los lectores, al tener las redes abiertas siempre tengo mensajes y hay algunos que los guardo porque son bastante conmovedores. Tengo la suerte de enterarme, quizás otros autores no tienen esa vía de comunicación y no se enteran.
A las personas les pasan cosas con lo que escribimos y muchas veces me llegan esos comentarios que me conmueven. A veces, como por ejemplo en “Catedrales”, me escriben jóvenes diciéndome que se sintieron identificados con Mateo y eso me da seguridad narrativa. Mateo era un personaje que a mí me costó, porque era un pibe joven y tenía que encontrarle el tono y descifrar bien como era un chico de esa edad. Entonces, cuando me hablaba gente de esa edad diciéndome que se sentían como él dentro de sus familias me dio cierta seguridad desde el punto de vista narrativo y también me dio pena saber que se sentían así dentro de sus familias. Me da mucha alegría que encuentren un texto donde se sientan identificados y que eso les permita hacer algún movimiento para salir del lugar incomodo en el que se sienten.
– ¿Estás trabajando en algún proyecto ahora?
– Estoy trabajando en una novela, espero terminarla y sacarla a fin de año, aún no lo sé.
Termine ya de escribir los guiones del Reino para la temporada 2, pero eso siempre puede sufrir algún cambio porque cuando vas a buscar la locación para una escena quizás no es como la pensaste entonces tenés que cambiar la escena. También puede suceder que ensayas algo con los actores y Marcelo se da cuenta que hay que ir para otro lado, entonces probablemente tenga algún trabajo por ese lado. Pero básicamente este año me voy a dedicar a escribir la novela que estoy haciendo. ©
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