El participante de un reality de cocina que combina la arquitectura con la cocina en su vida cotidiana. El conjunto de dos disciplinas que él define como “artísticas”.
Ex participante del programa “El Gran Premio de la Cocina”, arquitecto, cocinero por pasión y amante del buen vivir, ese es Luis Santa Cruz. Luego de haber participado del reality de Canal Trece en medio de la pandemia, comenzó a hacerse conocido en las redes sociales no sólo por sus aptitudes culinarias, sino también por la energía que irradia al expresarse y el modo de vida que lleva.
– ¿Cómo fue ingresar al programa El Gran Premio de la Cocina?
– Nunca tuve la idea de ingresar al programa, no lo conocía por que no tengo tele y alguien cercano a mí me pregunto si podía darle mi teléfono a un productor porque estaban buscando un cocinero pero yo no sabía ni para qué era. Tengo el “si” fácil así que así fue y bueno… después de eso me llamaron diciendo que eran de un programa y que si quería hacer un casting, accedí porque me pareció divertido.
Al casting fui con mi hija, pase dos etapas y quedé. Sinceramente nunca vi el programa, una sola vez lo intenté ver en lo de mis hijos y me dio mucha vergüenza.
– ¿De dónde nace tu pasión por lo gastronómico?
– Mi pasión por la gastronomía la descubrí hace tres años más o menos, igual yo cocine siempre. Cuando era chico decidí no ir más de vacaciones con mis padres por que iban a Paraguay y me embolaba ir ahí por el calor, prefería quedarme jugando a la pelota con mis amigos… por eso desde muy chico me quedaba solo en la casa de mis viejos por lo que tenía que proporcionarme mi propio alimento. Desde que tengo uso de mediana razón, porque todavía no la tengo del todo, esta esa necesidad de cocinar, pero especialmente cocinarle a la gente que amo. La pasión la descubrí ya de grande y acá me encuentro cocinando y haciendo arquitectura que creo que van muy ceñidas de la mano.
– En el programa contaste que tu infancia fue dura, ¿cómo era la relación con tus padres? ¿Crees que eso te convirtió en la persona que sos hoy?
– La relación con mis padres siempre fue muy buena, entre comillas, no conocía otro tipo de relación yo. Tuve una infancia feliz, llena de carencias, pero feliz. El que no conoce otra cosa no puede comparar porque podes hacerlo cuando conociste otra cosa creo yo, entonces para mí era normal la vida que tenía. Después me di cuenta que estaba lleno de carencias, de afecto, de necesidades… pero yo fui feliz.
Yo no creo que me convertí en lo que soy hoy por mi infancia, yo creo que la vida me convirtió. La vida es un eterno mutar, hay gente que te dice “vos cambiaste” y si, cambie y es bueno que la gente cambie. Me parece que si uno no cambia es porque no aprendió, así que cambie y soy lo que soy hoy, mañana no sé si seré esto.
Yo me propuse irradiar alegría cuando mi mamá murió porque ella me dijo que “nunca había sido feliz” y eso me partió el corazón.
Es un trabajo ser feliz todo el tiempo y cuando uno amanece, abre los ojos y siente que respira ya es feliz, el resto es anecdótico.
Yo cocino porque me da placer y si el placer lo transformas en un negocio, el placer deja de ser placer. Para mí un negocio conlleva una responsabilidad que yo no quiero tener.
– Actualmente, te dedicás a la cocina con varios emprendimientos… ¿De qué se tratan?
– Yo cocino porque me da placer y si el placer lo transformas en un negocio, el placer deja de ser placer. Para mí un negocio conlleva una responsabilidad que yo no quiero tener.
Tengo un camión de comidas, hace un año que está sin funcionar, pero en años normales yo elijo cuando voy a cocinar. Por ejemplo, yo me pregunto “¿cómo hay gente que come tanta hamburguesa?”, creo que la gente tiene que cambiar el paladar. En mi camión yo hago un cordero al malbec que es tremendo, pero no lo digo yo, lo dice la misma gente que lo prueba. Entonces es ahí donde yo digo “si mi cordero que tiene un macerado de dos días vale tanto y la hamburguesa vale lo mismo pero la gente hace cola para comerla… es porque algo no está funcionando”. La diferencia es que yo cocino y la hamburguesa se despacha.
Despunto mi vicio, que es la cocina, en mi camión y en la casa de una amiga que refaccione hace tiempo atrás. El lugar se llama “Espacio Punto Salcedo” y ahí cerramos las reservas cuando tenemos 25 platos y cocinamos para esas personas nada más, además hay un show de música en vivo… el lugar es muy mágico.
Por el momento, no estamos abiertos al público pero cuando se libere todo un poco volveremos. Para comer ahí se hacen las reservas con anticipación por Instagram y listo.
– Además de esos emprendimientos gastronómicos ¿estás trabajando en tu profesión como arquitecto?
– Sí, mi profesión como arquitecto es la que me da de comer. Tengo trabajo pero no me gusta trabajar mucho, elijo lo que quiero hacer y con los clientes que quiero hacerlo. La gran mayoría de mis clientes terminan siendo amigos con los que después me termino juntando a comer y les cocino.
– ¿Qué pensás que tienen en común la arquitectura y un plato terminado?
– Para mí no es con el plato terminado, sino con la estructura de la comida en sí. Yo digo que ahora estoy cocinando más que antes porque es como hacer arquitectura de bajo costo y en un tiempo mucho más breve. Creo que tienen en común el arte y el amor que uno le pone a cada cosa, pero ambas son artísticas.
Yo decidí no estudiar gastronomía porque no me gusta atarme a parámetros, a las estructuras, yo vivo saltando las cosas estructuradas.
– ¿Cómo es el después de haber estado en un programa de televisión? ¿Se te abrieron puertas laborales?
– No, en realidad no se me abrió ninguna puerta laboral. Si se me abrieron oportunidades a nivel arquitectura porque, por ejemplo, le estoy refaccionando el departamento al conductor Juan Marconi que es un ser extraordinario, también estoy trabajando con una de las productoras. Así que se me abrieron puertas pero desde ese lado, no desde el gastronómico.
– ¿Cuáles son tus proyectos a futuro con la cocina?
– Tengo algo rondando en la cabeza, algo muy loco para Argentina y creo que no es momento ni coyuntura a nivel nacional y mundial con lo que estamos viviendo. Pero, más allá de eso, tengo un proyecto muy loco que ojalá funcione y que puede ser muy bueno si alguien me hace de mecenas.
– De a poco vas sumando seguidores en las redes sociales, ¿con qué crees que se identifica la gente con tu persona?
– Sí, es verdad que de a poco voy sumando seguidores en Instagram y para mí es muy raro. Siempre le pregunto a mis hijos y me sacan a pique, porque no entiendo ¿por qué si yo ya no estoy en la tele sigo subiendo seguidores?
Cuando tengo tiempo les pregunto a los que me van siguiendo por qué lo hacen y qué esperan de mí… nunca nadie me respondió, pero bueno yo trato de responderles a todos los que me escriben y trato de estar presente en las redes.
Pienso que la gente se suma a mi cuenta porque está cansada de la mala vibra y la mala onda… yo siento que tengo buena vibra y creo que eso traspasa la pantalla o el teléfono. ©
Instagram: @LuiSantaCruzz
TXT: Grupo Editorial Metro I FOTOS: Prensa