Hoy reflexionaremos sobre el vinculo que implica la hermandad, histórica y culturalmente valorado y también cargado de intensidad y dificultades.
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Son frecuentes los conflictos entre los hermanos, y son los padres quienes suelen traer su preocupación al ámbito de la terapia, porque alguno de sus hijos sufre una realidad de malestar con uno o varios de sus hermanos.
Por supuesto que todo caso es particular, que cada situación tiene elementos que hacen de cada uno, alguien único, pero hay algunas reflexiones que pueden echar algo de luz a conflictivas que suelen emerger en el ámbito familiar.
Primero tenemos que ser conscientes de que aunque nos propongamos mantener una misma línea de crianza, estable y coherente en lo posible, como padres nunca vivimos de igual manera la crianza de nuestros hijos.
Con el primero, solemos estar concentrados, má intensos, o angustiados e inseguros, lo cierto es que estamos de estreno, y no contamos con experiencia previa de padres por lo que iremos perfeccionando nuestras formas y ganando saberes con el paso del tiempo. O sea que con hijos segundos y terceros , ya probablemente estemos menos sorprendidos y más confiados en nuestras decisiones. La fascinación y la perplejidad suelen ser sensaciones que se viven con nuestro primer hijo. Ademas suelen cambiar, con el tiempo y la llegada de los hijos, la disponibilidad del tiempo, los espacios de la casa y muchas veces la composición de la familia ampliada (los hijos mayores disfrutan de abuelitos que muchas veces envejecen o fallecen, o hermanos menores que tienen afinidad con primos que los hermanos mayores por un tema de edad no, y asi multiples y diferentes experiencias de familia).
Conclusion: nuestros hijos, según sean los primeros o segundos o terceros, viven experiencias de aspectos paternales diferentes, aunque seamos los mismos padres. Cae en parte asi, la frase de un padre que dice. –“Yo les dí a todos lo mismo”. Este padre quiere decir que trato de ser justo, pero es poco probable que haya sido igual con todos sus hijos.
Sumado a que los hijos, ellos mismos, son producto de una combinación genética única, como familia, estamos juntos pero no nos parecemos tanto. En la medida que los padres generemos un clima familiar de respeto, se da el ámbito propicio para que surja el cariño entre los hermanos, pero en verdad, esto no alcanza paraque haya afinidad entre ellos.
No es recomendable, forzar a compartir todo entre dos hermanos: por estar en la misma familia, no implica que sean amigos, muchas veces los celos se velan con indiferencia, otras se muestra franca y abiertamente la envidia, la rivalidad y el rechazo. Es aquí cuando tenemos que intervenir. Un hermano puede resultar dañino para otro. Suele darse que un hermano celoso, hostiga y humilla a otro, situación similar al bullying escolar. Aquí como padres, debemos intervenir sin dudar: ya que no hay nada chistoso ni inocente (“cosa de chicos” ) en estas actitudes: es necesaria una rápida detección de estos comportamientos, para liberar a aquel de nuestros hijos que es maltratado, dilucidar y desarmar estas conductas ( se recomienda psicoterapia individual y familiar).
Prestemos atención a la descripción siguiente , que recorre algunas actitudes parentales que pueden generar enfrentamiento entre hermanos:
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- Genera rivalidad entre hermanos que alguno de los padres prefiera y haga evidente su preferencia por uno de sus hijos ( ya sea por virtudes o debilidades);
- Que uno de los padres tome como ejemplo a seguir a uno de los hermanos, predispone a asociar las criticas parentales , con el hermano ejemplar;
- Tomar decisiones que afecten a todos los hermanos por el mal comportamiento de uno (ejemplo: se cancela la salida al cine de todos, porque uno tiene bajas notas en la escuela, o : nadie usa el auto porque uno de los hermanos lo chocó).
- No favorece coartar las actividades de un hermano mayor, dejándolo usualmente al cuidado de uno menor. Si bien es muy bueno que se colabore en la familia, se debe respetar los tiempos y actividades de cada uno. No seria conveniente, `cargar`a un hermano mayor, con la responsabilidad de cuidar a un hermanito: probablemente no se sienta seguro de asumir esa responsabilidad y también es prematuro que lo haga.
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- Comprender que muchas veces, desde nuestra función de padres, debemos ofrecer similar oportunidad en cosas que ellos puedan elegir (asuntos que no sean cruciales, por ejemplo: los hijos no eligen ir o no a la escuela, vacunarse o no, pero si pueden elegir hacer un deporte u otro, hobbies, etc).
- Dejarlos elegir y ayudarlos a construir personalidades diferentes. No conviene forzar a un hermano a practicar un deporte porque el hermano mayor lo practica y es feliz con èsto.
- No es favorable contarle a un hermano mayor, que nosotros, como padres decidimos tener otro hijo para que èl tuviera un hermanito: los adultos tenemos un hijo o mas , porque decidimos tener una familia: un hijo no viene exclusivamente a acompañar a otro hijo, sino por nuestro deseo de ser padres.
- A su vez, si un hijo no quiere tener un hermano, no es esta voluntad la que debe ser imperativa para los padres: el hijo no debería estar apoderado de semejante decisión, no es su responsabilidad.
Hasta aquí llegamos hoy, con algunos elementos para pensar y guiar satisfactoriamente la vida familiar, como padres, deseamos profundamente la amistad armoniosa de nuestros hijos. Para empezar , este deseo esta muy bien, pero le corresponde a ellos construir un vinculo amigable y positivo. Y muchas veces es posible. ©
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