450 días de vivencias únicas, 16 provincias, innumerables conocidos rurales, enseñanzas y un sueño hecho realidad, de eso se trata “Abrazarte Argentina”. Una travesía a caballo en manos de Marcos.
Marcos Villamil, quien es ingeniero agrónomo, logró uno de los sueños de su vida: recorrió la Argentina cabalgando. El joven de 29 años comenzó su travesía en septiembre del 2020 junto a “sus hijos” Mora, Wayra y Tordo, sus tres caballos, desde el partido bonaerense de General Alvear.
Su cuenta de Instagram @abrazarte.argentina tiene más de 80 mil seguidores que leen sus posteos en busca de la historia, las anécdotas y los consejos de un amante de los caballos, pero sobre todo un enamorado de su país. Quien recorrió a caballo más de 9 mil kilómetros hablo en exclusiva con Revista Metro.
– ¿Cómo surgió el proyecto “Abrazarte Argentina”?
– Yo arranque con los caballos desde muy chiquito, mi madre dice que andaba a caballo antes de caminar. A mis 20 años hice mi primera cabalgata de 300 kilometros y a los 22 una de mil, a partir de esa cabalgata se me plantó la idea de recorrer toda la Argentina a caballo. Me acuerdo que ese viaje lo hice con dos amigos y les dije lo lindo que sería recorrer la Argentina así y ahí me dijeron que estaba loco, en ese momento me di cuenta que lo tenía que hacer solo. De los 22 a los 27 años lo soñé y a los 27 me lance a recorrer nuestro país.
– ¿A qué te dedicabas antes de comenzar esta travesía?
– Yo soy Ingeniero Agrónomo y me dedicaba, en el Banco Galicia, a la parte de asesoramiento financiero al agro. Obviamente deje mi trabajo y mi rutina para emprender este viaje, además yo tenía dos emprendimientos uno llamado “Jornaderos Agro”, vinculado más hacia el lado de la educación y otro “Juegos y fierros” que es un catering de asados.
– ¿Cómo nació tu amor por los caballos? Generalmente la gente viaja en auto, bicicleta, a dedo… pero la forma de viajar cabalgando es poco común, ¿cómo fue esta experiencia?
– Mi amor por los caballos nació desde muy chico, para mi es algo totalmente normal y mi vínculo con los caballos es total, yo los crie desde que nacieron y los dome. Mis caballos son como mis hijos y hacerlo con ellos era mi sueño.
– Previo a emprender el viaje tenías otros emprendimientos y te iba bien en eso, ¿cómo fue salir de tu zona de confort y enfrentarte a lo desconocido?
– Era dejar las certezas que tenía en la ciudad para lanzarme a algo nuevo, no tan desconocido porque yo ya había hecho viajes antes, pero si naturalmente con la incertidumbre de lo que podía pasar en 9 mil kilómetros cabalgando.
Fue lindo, yo siempre soy una persona que me he mantenido en movimiento, replanteándome mi lugar y siempre estoy fuera de la zona de confort y por eso no me costó mucho. Después el viaje me llevó a zonas mucho más lejos de la zona de confort que también me sumaron y me van a aportar toda la vida.
– ¿Cómo fue el entrenamiento de los caballos y vos previo a iniciar el viaje?
– Mis caballos son Mora, Wayra y el Tordo, dos de ellos nacieron en el campo de mi familia y son como mis hijos y Mora esta desde que tiene 3 años y hoy tiene 15, así que hace 12 años que está conmigo.
El entrenamiento es armar todo el equipamiento que uno tiene, que es poco. Para que te des una idea uno lleva más o menos unos 40 kilos de carga y es poco, yo lleve mi ropa puesta y una muda más, un cuaderno donde escribía yo y otro donde escribía la gente, un poco de comida y después una bolsa de dormir, una carpa, una parrillita, cacerola y ese era mi cargamento. El entrenamiento es ese salir cargado y hacer trayectos de 100 km o así para ir entrenándolos.
– ¿Cómo comenzó el viaje y cuál de todos los lugares que conociste fue el que más te impacto?
– Mi viaje arranco en General Alvear y desde ahí baje hasta La Pampa, el comienzo fue duro, como suelen ser las transiciones en la vida de cambiar de una cosa a la otra. Fue abrazar que iba a estar 15 meses recorriendo a caballo y que era cumplir un sueño en mi vida, abrazar a mi país con mis tres caballos, conocer rincones, personas, era eso.
El lugar que más me sorprendió fue la provincia de Santa Cruz en su totalidad, yo fui todo por la cordillera desde lo que es el Lago Buenos Aires, Los Antiguos, Lago Posadas, Lago Belgrano, El Chalten, Calafate, la verdad que todo, impresionante.
– Si tuvieras que contar una de las mejores experiencias de todos estos meses de viaje, ¿Cuál sería?
– Esta pregunta es complicada pero hay muchísimas y siempre una historia muy linda que cuento es sobre una charla que compartimos con Fabián García, un bandoneonista espectacular de Corrientes. En esa conversación hablamos de los sueños, de los miedos y él me contó que su sueño era recorrer el mundo con su música, con el bandoneón y yo le pregunté por qué no lo hacía y me dijo “por miedo a dejar solo a mis padres”, y yo decía “si vos arrancas para el mundo y brillas con tu música tu familia va a estar contenta”. Después de esa charla que tuvimos, al mes me llega un mensaje de Fabián contándome que estaba haciendo unas clases de italiano e incorporando música italiana a su repertorio para poder arrancar viaje con su música en abril del 2022 y que la charla que habíamos tenido había matado sus miedos.
– ¿Conociste muchas personas en el viaje? ¿Cómo se sintió esa experiencia?
– Un espectáculo, era mi sueño el de conocer nuestra Argentina de esta forma. Si bien cada uno tiene su personalidad y si uno va más al sur, por el viento y las condiciones, la gente es de menos palabras y el centro es de muchas más palabras, y así sucesivamente, los pueblos originarios, el norte, también es variado. Todo el mejunje que tenemos en el país de tantas líneas de gente es tremendo y muy bueno.
– En este momento terminaste con esta travesía, ¿Se vienen cosas nuevas que tengas en mente cabalgando? ¿Tenés algún proyecto que estés armando del que nos quieras contar?
– Por el momento no se vienen grandes cabalgatas, tengo un proyecto que se llama “Jornaderos Agro”, el emprendimiento que había dejado antes de irme y la verdad es eso y dedicarme full time a eso.
Mis caballos son Mora, Wayra y el Tordo, dos de ellos nacieron en el campo de mi familia y son como mis hijos. Mora está conmigo hace 12 años.
– Seguramente, hubo momentos complicados y duros en el viaje ¿Cuál fue el peor? ¿Qué les recomendarías a quienes se lanzan a hacer viajes de este estilo?
– Lo que recomendaría es que si quieren hacer un viaje tan largo a caballo que antes empiecen a hacer viajes más cortos para tener experiencia, armar un pilchero, saber los kilómetros, conocer los caballos y manejar los horarios de salida y demás.
Lo peor que me paso probablemente sea una parte en Santa Cruz donde tuve que hacer un cruce por la cordillera y nos agarró un viento que nos quería empujar contra un barranco y era peligroso porque si caíamos ahí nos moríamos, así que los caballos se plantaron contra el viento y yo me tire al piso contra ellos y me agarre de la pata de uno para poder pasar ese momento que duro bastante y pudimos pasar.
– Escribir parece ser una de tus pasiones también, al menos eso nos dice tu página de Instagram y tu blog ¿Te gustaría escribir un libro sobre esta experiencia o crees que todavía te faltan cosas por vivir?
– La escritura me encanta y ya está el proyecto de escribir el libro. Obviamente creo que me faltan cosas por vivir pero bueno si lo amerita vendrán otros libros.
– ¿Qué significo para vos hacer este viaje, cómo fue la vuelta a la normalidad de antes?
– Este viaje para mí fue lo mejor que me paso en la vida, es un sueño cumplido y tenerlo así a los 29 años para mí es un privilegio. No quiere decir que yo no haya hecho grandes esfuerzos para poder lograrlo pero aún así me siento un agradecido a la vida de haberlo hecho, de haber recorrido nuestra tierra y tener toda esta patria, gente linda que tengo adentro mío y es un placer.
Cuando arranque la vuelta a la normalidad por ahí me costó un poco y obviamente la locura de la ciudad uno intenta no empaparse de eso. Mi futuro me veo concretando sueños y cumpliéndolos.©
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