El Cohousing surgió en los años 70 como un estilo de vida colaborativo, pensado principalmente para que los adultos mayores no se vean afectados por la soledad. esta tendencia, poco a poco, se va asentando en la argentina.
Al volvernos adultos mayores, el matrimonio, la familia y la necesidad de compañía son factores que se van haciendo cada vez más importantes en nuestras vidas. Pasan los años y nos retiramos de la vida laboral activa, perdemos seres queridos, nuestros hijos crecen y cada vez nos asentamos en una vida más solitaria.
A causa de ello, surgió una alternativa conocida como cohousing, para que los adultos mayores no se vean afectados por la soledad. Es una idea moderna que viene a crear una alternativa a los geriátricos para transitar los últimos años de vida con autonomía, de manera activa acorde a sus posibilidades.
La propuesta es que, aquellos adultos que se hayan quedado sin un compañero de hogar, puedan unirse a sus amistades y vivir juntos para acompañarse en todo momento. O también, existen las viviendas individuales que funcionan como un “vecindario intencional”, donde las personas son conscientes y se comprometen a vivir en una comunidad, pero sin perder su autonomía. A esto se lo llama “comunidades colaborativas autogestionadas” o mejor llamado “cohousing”.
Actualmente, esta estrategia está siendo utilizada en varios países y los expertos afirman que, dentro de unos años, será uno los modos de vida más populares.
La covivienda es un concepto que nació en los años 70 en Suecia, Dinamarca y Holanda como un estilo de vida colaborativo. Se trata de una serie de complejos habitacionales administrados de manera cooperativa, donde los socios adquieren derecho de uso de las casas que habitan. Además, cuentan con espacios comunes para realizar distintos tipos de actividades y se suma el beneficio de cuidados de parte de personas especializadas.
“Conectarse con otras personas y mantener relaciones de apoyo social a lo largo del proceso de envejecimiento mejora la salud física y mental de las personas mayores y contribuye a su longevidad”, indica INDEC.
Argentina, pionera en Latinoamérica
En Europa y Estados Unidos, este tipo de modelo ya se encuentra instalado y existe una tendencia para envejecer rodeado de pares.
En nuestro país, el desarrollo de experiencias de este tipo está comenzando, pero aún no se encuentra instalado culturalmente. Existe el programa implementado por el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat junto con PAMI: Casa Propia – Casa activa. Además de presentarse como pionero en Latinoamérica, es la primera política pública habitacional en la región que impulsa un programa para personas adultas mayores, con el objetivo de potenciar su desarrollo humano desde una mirada solidaria, colaborativa e innovadora.
Se están fabricando 3.200 viviendas para adjudicarlas en comodato a personas mayores de 60 años, distribuidas en 100 complejos habitacionales, con equipamientos comunes y colectivos: áreas para realizar actividades educativas, deportivas y de recreación (biblioteca, pileta, parrilla, huerta) y Centros de Día con atención de salud primaria y terapéutica. De esta forma no solo se responde al problema de acceso a la vivienda sino a un nuevo concepto de vejez activa y desarrollo en comunidad.
Según un reporte de envejecimiento poblacional a nivel nacional y provincial, se calcula que hacia el año 2050, las personas de mayor edad representarían aproximadamente el 24% de la población, es decir, una de cada cuatro personas tendría 60 años o más. Este fenómeno se produce debido a la reducción en el número de hijos y el incremento de la cantidad de años que vive la población.
Vidalinda, el primer cosousing de Argentina
El primer caso de esta gran experiencia fue la propuesta llamada “Vidalinda” fundada hace 51 años por la Asociación Mutual Israelita Vidalinda, una entidad sin fines de lucro, la cual aún se encuentra activa en el barrio porteño de Belgrano.
Al estilo del cohousing de Europa y Estados Unidos, Vidalinda en Argentina es un edificio protegido pensado para que las personas mayores vivan de manera independiente, en su departamento privado, pero dentro de un ámbito comunitario, con la posibilidad de hacer amigos y mantenerse activos a través de un programa de diferentes propuestas y de una activa vida social.
Vidalinda es una gran colectividad con un amplio jardín arbolado y áreas comunes pensada para que las personas mayores tengan un estilo de vida diferente con actividades grupales como clases de yoga, gimnasia y talleres de inglés, coro, estimulación cognitiva, eventos musicales, proyección de películas, conferencias y juegos de mesa.
Además, cuentan con seguridad y asistencia inmediata las 24 horas, un sistema de pulseras antipánico que los residentes pueden usar ante una necesidad o emergencia, biblioteca, grupo electrógeno, restaurante concesionado, ascensor camillero y wifi libre en las áreas comunes.
“Mi familia puede visitarme en casa, como siempre”, comenta una de las residentes de Vidalinda.
“Hacia el año 2050, las personas de mayor edad representarían aproximadamente el 24% de la población argentina, es decir, una de cada cuatro personas tendría 60 años o más”.
Sandra Borenstein, coordinadora de cultura de Vidalinda asegura que esta hermosa organización es conducida por un “Consejo Directivo de 10 personas, socios residentes y/o familiares, todos ad honorem”.
Lo interesante es que los departamentos pertenecen a la Asociación, pero lo que se adquiere es el derecho a uso de por vida (con un costo considerablemente menor al de un departamento de similares características en la zona). “Hoy viven 75 personas mayores. Cada uno en su departamento”, nos cuenta Sandra.
La idea de vivir bajo esta modalidad es estar en un entorno seguro y amigable que ofrece la oportunidad de experimentar la vida con otros, pero con la autonomía necesaria para seguir viviendo cómodos y plenos.
Los espacios comunes dentro de un cohousing son proyectados y creados para ofrecer a sus residentes un lugar donde encontrarse y hacer comunidad.
Es importante destacar que, a diferencia de los geriátricos, la vida de los residentes es una vida independiente. “Ellos tienen la libertad de decidir qué hacer, dónde ir, cuándo y con quién”, nos explica la coordinadora de cultura del lugar.
Cada persona mayor recibe visitas sin restricciones. “Se trata de hacer una vida en libertad sabiendo que pueden elegir qué hacer: quedarse en su casa, participar de las propuestas, compartir un rato con otros residentes, tomar sol en el jardín, charlar con sus vecinos, etc”. Es por ese motivo que no existe ningún régimen de visitas ni salidas. “La idea es hacer una vida independiente sabiendo que cuentan con una comunidad, que no están solos y que cuentan con ayuda en caso de necesitarla”, cierra Sandra.
En Vidalinda se propone una vida activa y placentera en comunidad para que la compañía, la seguridad y la contención sean los pilares centrales para una vida feliz.
Estadísticas
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), a medida que se envejece, las personas presentan una mayor limitación para la realización de actividades básicas de la vida y una creciente demanda de cuidado, a causa del deterioro físico y la mayor incidencia de enfermedades y discapacidades. Sin embargo, también desarrollan actividades físicas que contribuyen a atravesar ese período de la vida de una manera más saludable y con mayor independencia y autonomía. Por este mismo motivo, es de gran importancia fomentar las políticas de cohousing para que este aumente en Argentina. ©
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