Está naturalizado la obediencia de la mujer al hombre, la prevalencia de la palabra del hombre. Afortunadamente, son evidentes los cambios que se vienen generando para balancear un poco y tratar de echar luz a tanta desigualdad.
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Es evidente que vivimos tiempos donde aun están vigentes costumbres machistas para ordenar las relaciones laborales, familiares, políticas y económicas de nuestra sociedad. Tambien, afortunadamente, son evidentes los cambios que a fines del siglo pasado se vienen generando para balancear un poco y tratar de echar luz a tanta desigualdad.
Sabemos que hasta no hace tanto, las mujeres no votabamos a nuestros representantes políticos, no teníamos derechos sobre nuestros bienes ni potestad sobre nuestros hijos. No había acceso a estudios universitarios para mujeres, ni a cargos jerarquizados.
Muchas de estas injusticias se fueron corrigiendo, obviamente con la lucha de movimientos feministas. Muchas desigualdades donde la mujer esta en desventaja, solo por ser mujer, aun quedan por corregir.
Por distintas razones históricas, quedó naturalizada la obediencia de la mujer al hombre, la prevalencia de la palabra del hombre, el mejor salario para el hombre, la violencia del hombre para con la mujer, solamente por una cuestión de genero. Es decir que por ser mujer, ya cargamos con desventajas en la sociedad. Obviamente no siempre se visibiliza, y el que lo hace es el que siente el malestar de la injusticia: es por eso que el reclamo es feminista, es de algunas mujeres que registran estos movimientos opresores, que les quitan poder y libertad.
A las mujeres se nos asignan ciertas características: sensibilidad, vulnerabilidad, inseguridad, temor, dulzura, apego familiar, temor. Mientras que el hombre debe ser fuerte, seguro, insensible (los hombres no lloran) protector, calculador, racional. Estos atributos, esta probado, no tienen su origen en la biología, es decir, no son naturales, sino culturales. Se fueron construyendo con los mandatos y la división del trabajo, donde el hombre salía a trabajar, o a luchar y morir por su patria, y la mujer quedaba con la carga de todo lo demás (sus hijos, la comida, la casa, la educación la salud, etc). Entonces, si no es natural, se trata de un mandamiento, de una exigencia social, de un violentamiento para aquellos que por distintas razones no les es tan fácil encajar en estos perfiles condicionados socialmente. Conocemos mujeres en las que predomina lo racional y no lo emocional, como hombres sensibles y empáticos, débiles o emocionales.
Por todo esto, tenemos que pensar que cada uno puede encontrar su camino, su identidad, haciendo un recorrido original, sin condicionamientos sociales sobre lo que es su deber,por ser hombre o mujer. Cada uno tiene derecho de ir construyendo su estilo, guiado por su deseo y no por los rigidos parámetros que condicionan y reprimen.
Dejo algunas preguntas para pensar, y seguimos la próxima.
¿Por qué en los puestos de poder siempre hay más hombres que mujeres? (Ejemplo: en el ámbito docente, donde la mayoría es de mujeres maestras y profesoras, los dirigentes gremiales suelen ser varones).
¿Por qué el fútbol, llamado deporte nacional, es jugado, dirigido y transmitido por hombres, siendo que es consumido también por mujeres? ¿Por qué en general manejan más hombres que mujeres?. ©