Cada hogar experimenta sus propias vivencias, según costumbres y posibilidades. Pero esta vez, lo que nos toca a todos, y con un sentido muy amplio porque se trata de una pandemia, es la obligatoriedad de la condiciones de aislamiento.
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Toda obligación, implica cambio de planes, de gustos y deseos, para cumplir con lo esperado que es en general, nuestra permanencia en casa. Y como las obligaciones se imponen, suelen producir frustración y malestar, que también hay que atender, para no exigir de nuestra familia ni de nosotros mismos un estado de animo optimo, como si no existiera en nuestras mentes infinidad de razones para la angustia y la preocupación. Todos estamos preocupados, pero si uno o una es el responsable del grupo familiar, porque los demás integrantes son adolescentes o niños, conviene protegerlos mientras se pueda de nuestras preocupaciones mas serias y de nuestros pensamientos mas alarmistas. Solo les generara a ellos mucha preocupación, sin disponer por ser muy chicos, de las herramientas para solucionar los problemas (por ejemplo, problemas económicos).
Algunas pautas que es bueno tener en cuenta:
– Retomar rutinas, respetando los horarios de desayuno, almuerzo y cena, tratando de establecer horarios siguiendo la luz del día. Ya que los niños y jóvenes se dedican muchas veces en exceso a las pantallas (PC, Tablet, Playstation, videos y películas), es bueno poner limite a estas actividades, que los distraen pero que generan otros problemas (dificultades para relacionarse intrafamiliarmente, dificultad para controlar los impulsos, hasta dolores corporales por mala postura y cansancio en general).
– Organizar la agenda familiar, con horarios para las tareas escolares, que seguramente tienen, y participar en algunas, llegado el caso, pero solo para guiar, sin desesperarnos como padres, ya que no somos docentes ni debemos serlo. No vamos a reemplazar ni a los profesores ni a la tarea docente. Acompañamos, pero este es un tiempo de aislamiento y de reflexión, donde nos vamos acomodando como podemos.
– Estimular los espacios compartidos de actividad física y juegos. Ya sea seguir todos un tutorial de yoga, o una clase de zumba, permite descargar tensiones y compartir momentos .
– Si los niños y jóvenes pintan, o tocan un instrumento musical, cocinan, o bailan, es el momento de estimular (sin obligar) alguna de estas actividades. – También se puede aprender, siempre y cuando contemos con los elementos en casa.
– La rutina debe incluir el aseo personal, sin perder la costumbre de cambiarse el piyama, bañarse y estar calzado , a pesar de no salir de la casa. Para que el tiempo pase mas rápido y mejor, convienen marcar hitos que separen un momento del día de otro.
– También es bueno, si todos pueden tener un momento a solas, para no estar tan expuestos al grupo todo el día. Es necesario descansar de la presencia del otro.
– Por ultimo valorar la salud que se tiene, ya que estamos aislados para evitar el contagio de una enfermedad, pero no estamos enfermos y eso es muy valioso.
Esta situación pasará y volveremos a nuestras vidas cotidianas, pero mientras tanto es un buen momento para aprender. ©