Sobrepensar y los malos pensamientos

El pensar en exceso cansa, debilita, y el pensar resultados fallidos e imaginar fracasos, genera aplastamiento de la autoestima. Se cargan como lastre los fracasos imaginados y opera negativamente sobre nosotros. ¿Qué hacer?

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Es sabido que pensar, reflexionar, hacer circular pensamientos que se vuelven palabras y se comparten con otras personas, es algo bueno, saludable, deseado.
También es valioso el pensamiento anticipatorio, que permite planear, ensayar con la mente distintos resultados antes de realizar acciones que queremos llevar adelante. Cuando calculamos resultados posibles, consecuencias posibles de nuestras acciones, podemos cambiar o mejorar nuestros planes antes que se lleven a cabo y así evitar de antemano situaciones indeseadas.
Tenemos como valioso el ejercicio del pensar, para poder luego actuar con algo más de claridad ante los resultados consecuencias de nuestras acciones. “Pensar antes de actuar” es un consejo que a simple vista nos parece coherente, y en verdad lo es.
Se presenta un problema, en aquellas personas en las que el pensamiento anticipatorio es tanto y tan fuerte, y con tendencia pesimista, que se torna inhibidor de las acciones posibles. Esa persona queda paralizada, cavilando las posibles malas consecuencias de su accionar, que aún no sucedió. Ante la posibilidad, muchas veces remota, de malas consecuencias, esa persona queda inhibida, inmóvil, no avanza en la vida ante el temor de que algo malo pudiera pasarle, ante la equivocación o el error.


Tomar un trabajo, empezar a estudiar, tener una relación sentimental, mudarse, tener un hijo, entre otras acciones vitales, se tornan imposibles en aquellas personas que sufren de exceso de pensamiento. Tienen el deseo de acceder a alguna experiencia de crecimiento y cambio, pero evalúan los resultados posibles sobreestimando lo negativo, y ante esa situación entendida como de fracaso, no avanzan en la acción deseada. La “realidad psíquica” de estas personas, se ha cargado de la tristeza y frustración de lo imaginado fallido, pero no es algo real, porque no llegaron a vivirlo. Sin embargo, ven como real ese fracaso pensado.
El pensar en exceso cansa, debilita, y el pensar resultados fallidos e imaginar fracasos, genera aplastamiento de la autoestima. Va consolidando una percepción desnutrida de la propia personalidad. Se cargan como lastre los fracasos imaginados, aquello que por evitar el dolor del error, no se hizo y opera negativamente sobre nosotros.
En su momento una señora me contaba muy asustada, por qué no se animaba a mudarse como ella decía querer, explicaba sus múltiples razones, basadas en experiencias ajenas de complicaciones, pero que no eran altamente posibles en su caso. Ella en su discurso se hacía cargo del fracaso y la frustración de todas las personas de su abundante relato, pero a ella no le había pasado nada de todas esas calamidades que narraba, cargaba con el malestar imaginado.


También un muchacho, me contaba que no se animaba a inscribirse en la facultad porque sabía que no iba a poder. Su saber se basaba en la experiencia de hermanos y amigos a los que les había ido mal, pero parcialmente. El hacia un recorte de las experiencias ajenas y focalizaba solo en lo negativo, y con ese devastador “collage” como guía, iba acotando sus acciones y construyendo su realidad inhibida.
Estas personas evidentemente necesitan ayuda psicoterapéutica, para poder pensar su propia potencia desde un lugar mejor, y vivir su propia vida más desde si mismas y no desde el relato de las fallas de otras personas. Se puede mejorar notablemente la autopercepción y la confianza en uno mismo para actuar sobre la realidad y obtener resultados satisfactorios.
Estar mejor es posible, contactate que nosotros, que te podemos ayudar. ©

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