El escenario actual nos obligó a modificar nuestra rutina, en la que gastábamos nuestras energías diarias, pero… ¿Cómo podemos redirigir esa energía que ahora se ha transformado en angustia?
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Ya vamos perdiendo la cuenta de los días que suma esta cuarentena. Muchas actividades están suspendidas y otras han sido modificadas para adaptarse a los cuidados necesarios para no propagar el virus. Las salidas que hacemos son las mínimas e indispensables, con tapaboca, ligero y sin relajarnos. Se suma el frío invernal que se instala, por lo que estamos, más alejados de la circulación social que antes.
De la perplejidad inicial, el desconcierto, el enojo, pasamos a la resignación, y en el mejor de los casos a la aceptación paciente de una realidad muy original que se impone.
Como el futuro en parte es incierto, enigmático y bastante angustiante, es aconsejable concentrarnos en el presente.
Sentimos muchas veces miedo, angustia o ansiedad, y en parte estos sentimientos tienen relación directa con la suspensión de las actividades que solíamos realizar. La energía que ocupábamos y gastábamos en tareas cotidianas, desde las más simples hasta las más complejas, se vieron interrumpidas y nuestra rutina afectada.
De múltiples actividades que realizábamos pasamos a ocuparnos de menos cosas, y también de asuntos menos variados. ¿Cómo podemos redirigir esa energía que no encuentra una buena finalidad y que ahora se ha transformado posiblemente en angustia, desconfianza o vergüenza? Tratando de ponerla en acciones concretas.
Seguramente no serán las mismas, tenemos que ser inteligentes y reflexivos y rediseñar un proyecto ajustado a tiempos actuales, a tiempos de cuarentena. Ya no nos vamos a gratificar con salidas a bares, juntadas o reuniones con amigos, paseos en lugares concurridos, visitas a parientes o amistades en sitios lejanos, cines, recitales o teatros. Pero seguro hay actividades posibles, creativas, que implican esfuerzo y ocupación psíquica: pintar, cocinar, bailar, hacer música, tejer, fotografiar, entre otras. Y si no sabemos, quizás se puede aprender, desde clases o tutoriales on line. Seguramente se trate de un esfuerzo de ingenio y cierta disciplina, pero justamente fuerza es lo que tenemos que poner para reinventar un pequeño mundo diferente, aceptando la pandemia. Este mundo para la ocasión, debe proveernos satisfacción y alejarnos de malos pensamientos, ideas pesimistas y negativas.
Es verdad que la creatividad muchas veces encuentra inspiración en amigos, colegas y familiares; en el intercambio con otras personas. Si nos mantenemos comunicados, vía on-line, abrimos los canales para encontrar inspiración y ser inspiración a la vez. La acción concreta, la comunicación real nos permite salir de nuestros miedos y también ayudar a otros.
Es también un buen momento para la psicoterapia on-line, para encaminar proyectos, para buscar en la profundidad de nuestro ser las respuestas que sospechamos que están necesitando salir a la luz, expresarse y comenzar a liderar nuestras vidas. ©