Inaugurado hace 133 años, y en el año del bicentenario de la fundacion de la fuerza, recorremos una joya de la ciudad, el departamento central de la policia federal.
El 24 de diciembre de 1821, Bernardino Rivadavia, estadista y periodista, quien luego sería el primer presidente argentino, creó las funciones de la Policía de Estado. De esta manera, la Argentina fue el primer país del mundo en establecer esta Institución, adelantándose incluso a su homónima y luego célebre Scotland Yard, cuyo servicio se inició recién en 1829. En el año de su Bicentenario recorremos su Departamento Central, que si bien no tiene los 200 años de la Fuerza, cuenta con 133 años de historia para contar y enorgullecerse.
La construcción del actual Departamento Central de Policía, inaugurado el 4 de noviembre de 1888, fue un acontecimiento que ha respondido a más de un estímulo. En primer lugar, surgió de la necesidad de la Policía de la Capital (creada en diciembre de 1880 y dependiente del Poder Ejecutivo Nacional) de tener una sede central para asiento del Jefe y los Cuerpos, y la centralización de las diversas tareas administrativas que requerían una rápida comunicación.
En segundo lugar, su edificación fue resultado de la expresión de un proyecto urbanístico que vistió a la ciudad de Buenos Aires entre fines del siglo XIX y principios del XX.
En este sentido, el Departamento Central resulta un hito edilicio en el plan de modernización que la llamada “generación del ‘80” ideó para la Capital Federal del país. Por todo ello, puede considerarse un “edificio-testimonio” de acontecimientos y procesos destacables de la historia social del país y su ciudad capital y, por tanto, un monumento constitutivo de nuestra identidad nacional.
Fue Marcos Paz (H), primer Jefe de la Policía de la Capital, quien gestionó y proyectó la construcción de un local adecuado para el Departamento de Policía que, desde 1823, tenía lugar en el edificio contiguo al Cabildo, y que en época colonial era residencia de los Obispos de Buenos Aires. Hijo del vicepresidente de Bartolomé Mitre, Marco Paz (Hijo) fue un miembro insigne de la denominada “Generación del ´80”. Tras alcanzar el grado de coronel, fue Diputado por la Provincias de Buenos Aires y Subsecretario de Justicia, Culto e Instrucción. En diciembre de 1880, el presidente Roca lo nombró primer Jefe de la Policía de la Capital. Tenía entonces 37 años.
Paz logró que el 11 de agosto de 1884 se sancione la Ley N° 1449 que habilitaba su construcción en la manzana delimitada por las calles Moreno, Lorea (hoy Luis Sáenz Peña), Cevallos y Belgrano. Luego de convocar a licitación pública, la construcción quedó a cargo de la firma L. Stevens y Cia. y se contrató al ingeniero Juan Antonio Buschiazzo (1845-1917) para la confección del proyecto. Sin embargo, la mayor parte de la obra quedó a cargo del arquitecto italiano Francisco Tamburini (1846-1891) quien definió el estilo que hoy le conocemos. En este sentido, la proyección misma de un nuevo edificio para el Departamento Central de Policía resulta en un verdadero símbolo de la aspiración modernizante de la época, que abandonaba el viejo edificio colonial, ya demolido, para trasladarse al imponente Palacio Neoclásico que conocemos.
El edificio, inaugurado el 4 de noviembre de 1888, comenzó a operar en marzo del año siguiente, bajo la presidencia del Dr. Miguel Juárez Celman y jefatura del Cnel. Alberto Capdevila. Allí tuvieron su génesis los principales servicios policiales que se han consolidado en la lucha contra el delito hasta el día de hoy. Desde su inauguración, alojó al cuartel central de Bomberos y al cuerpo de Telegrafistas, que dieron forma a dos de las tres ramas que hoy organizan nuestra fuerza.
El edificio comenzó a operar en marzo del año 1889, bajo la presidencia del Dr. Miguel Juárez Celman.
Se presume que fue el primer edificio estatal en contar con una “Sala de Periodistas” (actual salón de guardia del Cuerpo Guardia de Infantería) desde donde los reporteros hacían guardias para obtener los “titulares policiales”. Los ascensores a los lados fueron incorporados en 1915. Y en 1922 fue construido el segundo piso para satisfacer las crecientes demandas de servicio que implicó el crecimiento sostenido de la población y la consecuente necesidad de robustecer las dependencias. Una última remodelación sustancial de la fachada se llevó a cabo en 1956, por la cual fue quitado el rejado artístico de las esquinas de la calle Moreno para construir las playas de estacionamiento. El grupo escultórico que auspicia la entrada principal sobre la calle Moreno está conformado por el Escudo Patrio, custodiado por dos figuras femeninas que simbolizan la Ley y su brazo armado que representa la institución policial.
Arquitectura del edificio
Concebido como palacio, su arquitectura revela el estilo llamado Neoclásico propio de la segunda mitad del siglo XIX europeo; con fachadas vigorosamente ornamentadas sobre tonos de amarillo, blanco y pastel. Liderada por arquitectos italianos como Víctor Meano, Pedro Fosatti, o los propios Buschiazzo y Tamburini, en la Argentina esta corriente alcanzó su apogeo al ser acogida aquella dirigencia para la construcción o remodelación de los principales edificios públicos, como el Congreso de la Nación (1896), el Correo Central (1879), la Aduana (1910), la Intendencia Municipal (1902), diversas centrales bancarias, hospitales y otros. A esta misma planificación urbana correspondió también la remodelación del Cabildo y la inauguración de la Avenida de Mayo que tanto conocemos. De hecho, fue Francisco Tamburini quien, entre otras importantes obras edilicias del periodo, proyectó el Palacio de Tribunales, erigió el Pórtico del cementerio de la Chacarita y, hasta 1891, dirigió la remodelación de la Casa Rosada.
Concebido como palacio, su arquitectura revela el estilo llamado Neoclásico propio de la segunda mitad del siglo XIX europeo.
Con ello se buscaba vincular a Buenos Aires con las principales capitales europeas que reflejaban, en este estilo, las aspiraciones estéticas de la segunda mitad del siglo XIX (la Belle Époque). Tanto en nuestro país como en el mundo, esta corriente arquitectónica se corresponde con un periodo caracterizado por un acelerado crecimiento económico que aparece significado por el constante uso neoclasicista de ornatos y arreglos que reflejan la idea de abundancia, como las alusiones a la fauna y la vegetación. El detalle floral que adorna el muro-baranda de las galerías del primer piso de nuestro Departamento es un claro exponente de ello. Una tendencia que se identificaba por su aspiración al retorno de los modelos artísticos clásicos, grecolatinos. En la fachada exterior, se destacan los tímpanos triangulares y semicirculares que coronan los ventanales. Y en el interior, su espacio comunicador central, el Patio de las Palmeras, perimetrado por galerías estructuradas sobre arcos de medio punto con columnatas que finalizan en capiteles corintios, representa un diseño fiel a aquel estilo. Cierta tradición oral sugiere que fue Francisco Beazley (jefe entre 1898-1906) quien hizo plantar las palmeras en el patio central. No obstante ello, su homónimo ubicado en la Casa Rosada, nos inclina a pensar que su emplazamiento habría sido inspiración del propio Tamburini y sus tendencias “eclécticas”.
Allí también se encuentra la estatua de Marcos Paz (H), que lo retrata sentado y presidiendo el Patio de las Palmeras. Esta obra fue realizada por el escultor hispano-filipino Féliz Pardo de Tavera en 1914 y fue pagada por todo el personal de la Institución. Desde allí, con mirada y gesto serio, Paz observa y controla, orgullosamente, como su obra continua creciendo y ayudando a la sociedad Argentina. ©
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