En el corazón de Buenos Aires se alza un monumento histórico en forma de escuela: el Colegio Nacional de Buenos Aires, una joya arquitectónica y llena de historia digna de visitar.

Ubicado en la esquina de las calles Bolívar y Moreno, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Colegio Nacional Buenos Aires (CNBA) es el establecimiento educativo secundario más antiguo de la ciudad. Fue construido en el período 1910-1938 por el arquitecto francés Norberto Maillart, que también estuvo a cargo de las obras del Palacio de Correos (hoy Centro Cultural Kirchner) y del Palacio de Justicia.
Solo al observar el frente, cualquier visitante se anticipa a una experiencia enriquecedora. Ascender los peldaños de la escalera, que se encuentra a tan solo doscientos metros de la Plaza de Mayo, es iniciar un camino a la historia, un trayecto directo a los momentos fundacionales de una ciudad y un país.
El estilo arquitectónico elegido fue el academicismo francés de la École des Beaux-Arts parisina. Se trata de una versión monumentalista que se observa en las columnas y los arcos de la entrada. Posee una imponente fachada con una escalinata de mármol rodeada de bustos de antiguos rectores del colegio.
El paso del tiempo produjo un deterioro del edificio y eso hizo que autoridades del CNBA y de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) se pusieran en marcha para poder hacer obras de mejoramiento. Entre 2014 y 2017, se realizaron obras tanto dentro como fuera del Colegio. Los fondos para poder llevar a cabo dicho trabajo fueron por parte de la UBA y del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Es el establecimiento educativo secundario más antiguo de la Ciudad, fundado por los primeros jesuitas en acuerdo con la administración española como Colegio de San Ignacio.


El objetivo de la restauración fue respetar el diseño original y a través de distintas tareas se recuperó la Piedra París de la fachada y se repusieron ornamentos como el escudo, que prácticamente había desaparecido. Otra importante obra fue la reconstrucción de la mansarda del Colegio, es decir toda la estructura arquitectónica de su fachada.
La fachada sobre la calle Bolívar se organiza de manera tripartita, con un basamento recubierto, dos niveles unificados por una especie de logia con semicolumnas y una gran cornisa sobre la que se destaca el coronamiento con una importante mansarda de pizzarras. En el sector central aparece el triple pórtico de entrada, con rejas ornamentadas, que da acceso a una especie de atrio monumental. El vestíbulo principal, presenta techos casetonados y columnas dóricas; se llega a él a travpes de una importante escalinata central de mármol.
El primer piso aloja la imponente aula magna, inspirada en la sala principal de la Opera de París de Charles Garnier, que alberga el órgano alemán donado por Nicolás Avellaneda, la sala de profesores cuenta con mobiliario refinado, pinturas y esculturas, la biblioteca y la rectoría.
Dentro del Colegio se pueden encontrar con tesoros de la ciudad imperdibles, por eso el edificio es una joya pero lo que tiene dentro también lo es.
El Colegio también cuenta con un subsuelo donde se encuentran: el microcine, con capacidad para 200 personas, y un natatorio climatizado que está bajo uno de los patios.
Es una arquitectura que se ha construido usando los mejores recursos técnicos y expresivos para conformar ámbitos que puedan, en su conjunto, expresar la importancia y jerarquía que se le daba a las actividades educativas en el siglo XX. La idea es evitar que el CNBA se convierta en un museo, sino que sea un ícono de la Ciudad y a su vez un espacio educativo, con todas las herramientas y la adaptación a las necesidades de los estudiantes de hoy en día.


El claustro de planta baja Bolívar conduce a derecha e izquierda a dos escaleras de honor de mármol blanco con alfombras rojas, simétricas, que suben al primer piso.

El colegio alberga clases de todos los tipos, cuenta con laboratorios especialmente diseñados, tiene un observatorio para los estudios de la astronomía. Este emblemático espacio de Buenos Aires, no sólo es visitado por estudiantes y profesores; durante la Noche de los Museos, mucha gente decide ingresar para deleitarse con un poco más de la historia y también los días sábados hay visitas guiadas.
Existen varios proyectos para seguir mejorando el Colegio, la idea es que el espacio este cada vez más apto desde lo edilicio y lo tecnológico para las nuevas generaciones de estudiantes, ayornandose para poder ofrecer un espacio de educación acorde a los tiempos en los que vivimos.

Hallazgos históricos

Los últimos trabajos de restauración y puesta en valor en el histórico edificio permitió hallar estructuras subterráneas y objetos de los siglos XVIII y XIX de gran valor cultural.
Debajo del piso de cerámicos había construcciones sanitarias de los siglos XVIII y XIX. Se trata de un importante hallazgo arqueológico inesperado que cambió el destino de ese espacio: ya no será un simple patio con bancos, sino un sitio de visita para el público, que podrá conocerlo dentro de un mes aproximadamente, cuando termine la tarea de clasificación de los objetos hallados por el equipo de arqueólogos y antropólogos del Ministerio de Cultura de la Nación.
La información indicó que durante las tareas para levantar el piso a fin de cambiarlo y colocar una rejilla de desagüe pluvial los funcionarios encontraron estructuras subterráneas del sistema cloacal en impecable estado. ©

La elegante arquitectura del Aula Magna “Manuel Belgrano” la hacen uno de los mejores salones de la ciudad de Buenos Aires. Allí disertaron personalidades mundiales como Albert Einstein, José Ortega y Gasset y Umberto Eco.

 

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