Viajamos a la Capital Nacional del Trekking, el poblado más joven del país, fundado en el marco del conflicto territorial con Chile en 1985. El Chaltén ofrece múltiples destinos para los amantes de la aventura.

Los Tehuelches fueron los últimos aborígenes en poblar la actual provincia de Santa Cruz. Los nativos llamaron “Chaltén”, que en lengua tehuelche significa “montaña humeante”, a la montaña que el perito Pascasio Moreno bautizó con el nombre de monte Fitz Roy en 1877. La denominación originaria se debió a la presencia, casi constante, de nubes en su cima.
Ubicado en el corazón de la Cordillera Austral Patagónica, al pie del monte Fitz Roy (3405 metros de altura) y en el extremo norte del Parque Nacional Los Glaciares (declarado “Patrimonio Mundial” por la UNESCO en 1981), esta pequeña villa turística fue fundada en el marco del conflicto con Chile por la demarcación limítrofe en la zona del Lago del Desierto y el Hielo Continental Patagónico Sur. Como decisión geopolítica, el 12 de octubre de 1985 se creó El Chaltén, a través de la Ley Nº 1771/85 de la legislatura de la provincia de Santa Cruz.
La nueva localidad, autodenominada “el pueblo más joven de la Argentina”, se creó sobre 135 hectáreas pertenecientes al Parque Nacional Los Glaciares, en la confluencia de los ríos De las Vueltas y Fitz Roy. En ese momento sólo existían una hostería y un puente. Las calles del nuevo poblado se trazaron con máquinas y carteles rústicos indicaban el destino de cada lugar.
Los primeros pobladores que llegaron para habitar la localidad fueron empleados públicos provinciales y nacionales, quienes se instalaron en las trece casas construidas por el gobierno provincial. El censo de 1991 sólo registraba 41 habitantes. En 2012 la cifra ascendió a más de mil pobladores.


El viajero llega a El Chaltén, Capital Nacional del Trekking, luego de dos horas de viaje a través de la Ruta provincial 23. Una mañana espléndida lo recibe en el centro de la ciudad con un cielo despejado. En el centro de informes le aseguran que “tuvo suerte, porque, en general, suele estar nublado”. Los empleados le preguntan la cantidad de tiempo que planea pasar en la localidad, para recomendarle el recorrido que se ajuste a su estadía. La cantidad de itinerarios posibles es abrumadora y le cuesta inclinarse por sólo algunos de ellos. Como el tiempo es poco, opta por visitar el Lago del Desierto, ubicado a 37 kilómetros de El Chaltén.

El Chaltén se autodenomina “el pueblo más joven de la Argentina”.  Se creó sobre 135 hectáreas pertenecientes al Parque Nacional Los Glaciares, en la confluencia de los ríos De las Vueltas y Fitz Roy.

Al final del pueblo, la Ruta provincial 23 lo conduce por un camino de ripio hacia el Lago del Desierto. Casi una hora después de la salida de El Chaltén, el viajero hace su primera parada. Un sendero peatonal lo conduce a través del bosque hacia el Salto del Chorrillo. La cascada se encuentra en el último tramo del Río Chorrillo, antes de su desembocadura en el Río de las Vueltas. A sólo 4 kilómetros del centro, este pequeño páramo ofrece un íntimo contacto con la naturaleza.
El viajero reanuda su camino hacia el Lago del Desierto y el bosque nativo se vuelve más tupido a medida que avanza. El lago está enmarcado por un bosque centenario de lengas y ñires, y dos cordones montañosos: el cordón Vespignani al oeste con sus glaciares colgantes y con el cordón del Bosque hacia el este.
Durante años, Chile y Argentina se disputaron la zona en la que se encuentra el lago. El conflicto se resolvió el 21 de octubre de 1994, cuando un tribunal arbitral falló a favor de la Argentina.
El viajero se prepara para comenzar la caminata hacia el Lago y Glaciar Huemul. Al principio, el camino parece sencillo, porque el terreno llano le permite avanzar sin dificultad pero se torna más complejo a medida que asciende. Poco después de una hora, el viajero se encuentra frente al glaciar con nombre de ciervo en peligro de extinción.
Ya de regreso, un mirador le permite apreciar el lago en su inmensidad de sur a norte. Hipnotizado por las misteriosas aguas color verde esmeralda, el viajero recorre la costa para luego embarcarse en la Punta Sur del Lago del Desierto. A bordo del Barco Huemul, se dirige rumbo a la Punta Norte del Lago del Desierto. Desde allí avista los glaciares Huemul y Vespignani, y disfruta del la excepcional vista de la cara norte del monte Fitz Roy. La excursión dura unos 45 minutos, poco tiempo para apreciar tanta belleza.
El viajero emprende el camino de regreso hacia El Chaltén. Allí aprovecha las últimas horas de luz para recorrer la villa, que por momentos le parece casi desierta.


Al día siguiente, el viajero sale de El Chaltén rumbo a la Laguna de los Tres. El punto de partida es la hostería El Pilar, ubicada a menos de 20 kilómetros de la localidad. El ascenso lo conduce por el valle del Río Blanco. Un tupido bosque milenario de lengas y ñires lo resguarda de los crudos vientos que llegan desde el Campo de Hielo.

Durante años Chile y Argentina se disputaron la zona del Lago del Desierto. Finalmente el conflicto se resolvió el 21 de octubre de 1994, cuando un tribunal  arbitral falló a favor de la Argentina.

El ascenso continúa hasta alcanzar el punto máximo del sendero. Allí, el viajero aprecia la inmensidad del monte Fitz Roy desde sus distintos ángulos y la majestuosidad del Glaciar de Los Tres y su laguna. Bordea la laguna y se dirige al mirador de la Laguna Sucia y el Glaciar del mismo nombre.
Después de un recorrido maravilloso y apasionante, el viajero inicia el regreso acompañado por arroyos cristalinos y chorros de agua. Luego de visitar la Laguna Capri, arriba a El Chaltén. El atardecer lo encuentra degustando las exquisiteces culinarias del lugar. La noche le dice que debe partir. No desea hacerlo aún, pero lo hace con la promesa de volver. ©

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